La francesa Zaz y el tren de emociones que llegó con ella a Montreal

La artista francesa, que también canta en español, ofreció un emotivo espectáculo en dos fechas, el pasado 10 y 11 octubre en la Place des Arts de Montreal

Por: Carlos Rivas
Montreal · Publicado el: 10/13/2023

(Fotos: ZAZ / Carlos Rivas)

Isabelle Geffroy es la cantautora que le da vida a Zaz, una carismática artista de Francia que ha sabido ganarse un nombre a nivel internacional por las fibras emocionales que remueven sus melodías. Fusionando el gypsy jazz con la canción francesa, su ascenso a la fama se dio con el lanzamiento de su tema “Je veux” (“Yo quiero”) en el 2010.

Recientemente, Zaz ha comenzado a experimentar cantando en español e integrando sonoridades latinoamericanas en sus canciones, lo que la ha vuelto aún más popular en los países y audiencias de habla hispana, convirtiéndose así en una referente de la música europea contemporánea.

A inicios de este año, en efecto, Isabelle estuvo girando con su banda por Latinoamérica (Argentina, Chile, Perú), y desde el 30 de septiembre, la cantante llevó su “Organique Tour” por las ciudades más grandes de la provincia de Quebec, donde tiene una audiencia importante que aprecia y vibra con su música.

Así, la última parada de su tren de emociones fue la metrópolis de Montreal, donde se presentó el 10 y 11 de octubre en la sala de espectáculos Wilfrid-Pelletier del célebre complejo Place des Arts en el centro de la ciudad.

A sala llena, la cantante francesa brindó una actuación, como era de esperarse, fuera de lo ordinario. La velada inició con la presentación de Josh Alexander como telonero, un joven cantante de origen latino nacido en Quebec, para luego dar paso a la estrella Zaz. Su aparición inédita en escena, ingresando por la parte posterior del teatro y paseándose por los pasillos hasta llegar al escenario, hizo que todo el público la recibiera con sorpresa.

Zaz inauguró el concierto encendiendo una vela blanca, pidiendo por la paz mundial. Apenas iniciaba el concierto y la cantante ya invitaba a todos los presentes a ponerse de pie, quienes no dudaron en hacerlo. De esta forma, corearon las canciones que abrían el show con una atmósfera luminosa, entre ellas “Les jours hereux” (“Los días felices”) y “Si jamais j’oublie” (“Si alguna vez olvido”).

Es así como la tercera canción que sonó fue “Qué vendrá”, su esperado hit en español y francés que incorpora diversos elementos de ritmos latinos. “Qué vendrá, qué vendrá, escribo mi camino”, cantaba y danzaba la francesa Zaz, mientras el público la acompañaba sonriente, repitiendo la letra sin importar si sabían o no español. La artista creó así un ambiente de fiesta latina, para decir lo menos.

Sutilmente, el tren de Zaz nos llevaría luego por lugares hondos y conmovedores con composiciones como “Tout là-haut” (“Allá arriba”), abordando temáticas de bienestar emocional y compasión con uno mismo. Saltar de un tono emocional a otro es algo que la cantante francesa sabe hacer muy bien, por lo que pudo cambiar rápidamente el género de su repertorio a temas más movidos de pop-rock.

Saltando esta vez de un lugar al otro del escenario, ofrecería asimismo un medley de swing, invitando a todos a acompañarla con las palmas. Mas el vaivén del tren no sólo se dio entre la Zaz enérgica y la Zaz sentimental, sino también entre la Zaz del pasado y la de hoy. Así, la artista dio un paseo por sus inicios musicales con clásicos temas como “Les passants” (“Los transeúntes”), para luego presentar su más reciente tema “Serendipia”, el cual contiene también versos en español.

Llegó el turno de su emblemático himno “Je veux”, con el que hizo cantar a viva voz a todos los presentes en la sala Wilfrid-Pelletier. Poniéndoles el micrófono y animándolos a cantar juntos, se percibía en ella el deseo de complicidad y conexión con su público. Zaz demostró ser un alma juguetona desde el momento que pisó el anfiteatro, y con esta canción sin duda transmitió un poco de esta esencia al resto del público.

Si bien se esperaba que “Je veux” fuese quizá la canción que cerrara el concierto, Zaz finalmente lo hizo interpretando el clásico himno francés de Edith Piaf, “La vie en rose”, con una aureola de ensoñación exquisita. Aplausos de pie le siguieron, y ella permaneció más tiempo de lo normal saludando a todos desde el escenario, mientras sus músicos ya habían salido de escena, mostrando una vez más este ánimo de tener una interacción más horizontal y amigable con la audiencia.

Cabe mencionar que no es la primera vez que Zaz se presenta en Montreal, pero la gente de esta ciudad la sigue recibiendo con la misma calidez y admiración que cuando se volvió una sensación mundial hace más de 10 años. Se espera que regrese pronto a tierras canadienses, tal vez con un nuevo sencillo en español.


Sutilmente, el tren de Zaz nos llevaría luego por lugares hondos y conmovedores con composiciones como “Tout là-haut” (“Allá arriba”), abordando temáticas de bienestar emocional y compasión con uno mismo. Saltar de un tono emocional a otro es algo que la cantante francesa sabe hacer muy bien, por lo que pudo cambiar rápidamente el género de su repertorio a temas más movidos de pop-rock.

Saltando esta vez de un lugar al otro del escenario, ofrecería asimismo un medley de swing, invitando a todos a acompañarla con las palmas. Mas el vaivén del tren no sólo se dio entre la Zaz enérgica y la Zaz sentimental, sino también entre la Zaz del pasado y la de hoy. Así, la artista dio un paseo por sus inicios musicales con clásicos temas como “Les passants” (“Los transeúntes”), para luego presentar su más reciente tema “Serendipia”, el cual contiene también versos en español.

Llegó el turno de su emblemático himno “Je veux”, con el que hizo cantar a viva voz a todos los presentes en la sala Wilfrid-Pelletier. Poniéndoles el micrófono y animándolos a cantar juntos, se percibía en ella el deseo de complicidad y conexión con su público. Zaz demostró ser un alma juguetona desde el momento que pisó el anfiteatro, y con esta canción sin duda transmitió un poco de esta esencia al resto del público.

Si bien se esperaba que “Je veux” fuese quizá la canción que cerrara el concierto, Zaz finalmente lo hizo interpretando el clásico himno francés de Edith Piaf, “La vie en rose”, con una aureola de ensoñación exquisita. Aplausos de pie le siguieron, y ella permaneció más tiempo de lo normal saludando a todos desde el escenario, mientras sus músicos ya habían salido de escena, mostrando una vez más este ánimo de tener una interacción más horizontal y amigable con la audiencia.

Cabe mencionar que no es la primera vez que Zaz se presenta en Montreal, pero la gente de esta ciudad la sigue recibiendo con la misma calidez y admiración que cuando se volvió una sensación mundial hace más de 10 años. Se espera que regrese pronto a tierras canadienses, tal vez con un nuevo sencillo en español.

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