Los humanos vivimos en comunidad, nos place sentir la compañía de otros. Primero, formamos parte de la familia; después, con el paso de los años, nos integramos al resto de la sociedad. Al grupo de estudio o trabajo, a la vecindad, a todos aquellos que forman parte del entorno que nos rodea.
Sin embargo, no todos calan nuestra espiritualidad de la misma manera, ni con la misma fuerza; no todos llegan a convertirse en ese tesoro que define la Biblia como un amigo. Un ser humano puede no tener un hermano e impulsar su existencia hasta los máximos niveles del éxito y la felicidad, pero tal objetivo es imposible sin el respaldo, al menos, de un amigo auténtico y fiel.
Hoy te expongo siete maneras de actuar que podrían ayudarte a encontrar nuevos amigos y a extender el círculo de conocidos:
- Nunca te aísles. No abuses del ambiente hogareño por tibio y agradable que sea. Haz vida social. Nadie va a venir a tocarte a la puerta, para preguntarte si quieres ser su amigo.
- No te subestimes, date valor, vive convencido de cuánto puedes ayudar a los demás, pero también de cuánto los demás pueden ayudarte. Nunca asumas la idea de que eres superior.
- No juzgues en un primer momento. Cuando fomentes una amistad, escoge la manera y el momento adecuados para expresar los puntos débiles que, según tu criterio, lo perjudican en la vida.
- De la misma forma debes estar dispuesto a escuchar a los amigos. Cuando lo haces, penetras más en su mundo interior, los conoces mejor y estarás más preparado para ayudarlos y servirlos.
- Sé flexible como el bambú. Los amigos se aceptan con sus virtudes y defectos. No intentes cambiarlos, aunque un consejo sincero siempre es positivo.
- Cuida tu leguaje corporal al compartir con otros. Evita fruncir el ceño, bostezar sin disimulo, cruzar los brazos, apoyar el mentón sobre las manos cuando estás sentado, o utilizar el celular constantemente. Proyectarás una imagen aburrida, inadaptada e individualista. Difícilmente se te acercará alguien.
- No retengas un elogio o una frase amable. Alaba lo que brilla en los demás. Sé educado, pide permiso, con respeto trata de iniciar conversaciones. Si actuando así no consigues un amigo en toda su dimensión, al menos lograrás una relación social más amplia.
Un amigo es parte esencial de nuestra espiritualidad, porque es alguien a quien le importamos y que, a la vez, nos importa. Según Robert Louis Stevenson, es un regalo que podemos concedernos a nosotros mismos.