Con los repiques de sus congas, tarola y platillos, y cuatro músicos más que lo acompañaban en escena, Pedrito Martínez contagió la alegría del jazz afrocubano y puso a toda una audiencia a gozar. El músico de origen cubano, afincado en Nueva York, ofreció dos presentaciones gratuitas en la noche del domingo 2 de julio en el escenario del Pub La Traversée, por el Festival de Jazz de Montreal 2023.
El percusionista conversó en exclusiva con MontrealHispano minutos antes de su presentación en el festival y nos contó más acerca de su infancia, sus proyectos y colaboraciones más memorables, así como sus puntos de vista acerca de la música:
Pedrito, a los 11 años comenzaste a tocar la percusión en Cuba. ¿Cómo fue ese encuentro con los tambores? Cuéntame un poquito de tu infancia y cómo se volvió parte de tu vida
“Primero que todo, muchas gracias por darme este espacio para poder contar un poco de mi historia. Bueno, mira, yo comencé, como habías mencionado, a muy corta edad, a los 11 años. Comencé a tocar en un barrio llamado Cayo Hueso, en el cual nací y me crié hasta que vine a los Estados Unidos en el 98. También vengo de una familia de músicos: Mi tío, el hermano de mi mamá, le decían “Watusi”, se llamaba Antonio Campos, fue uno de los grandes percusionistas que tuvo Cuba, muy famoso, muy conocido, muy querido. Mi mamá fue una cantante, como decimos en Cuba, frustrada. Cantaba muy bonito, pero bueno, no tuvo las oportunidades que ella quería en el momento para poder hacer su carrera y llevarla a otro nivel. Entonces, en el barrio había un sinnúmero de grandes músicos, tanto del mundo folclórico como de orquestas populares. De hecho, justo frente a mi casa ensayaban en un cine que habían cerrado, y comenzaron a usarlo como local de ensayo. Entonces yo tuve la gran dicha de ver a muchos ensayando ahí, como Neno González, la Ritmo Oriental, y un sinnúmero de orquestas muy conocidas, tradicionales cubanas. Desde muy temprana edad, el amor por la música viene de cuna, de raíz, de mi familia, del barrio, y fue una cosa increíble. De hecho, bastante inusual, porque yo no vengo de escuela, yo vengo de aprender de la calle de forma autodidacta. Aprendí con los viejitos rumberos, enseñándome de forma onomatopéyica. Me decían: ‘Pedrito, mira, la tumbadora suena pá, pití, pum pá ’. Y yo lo repetía. Muy lindo, muy lindo, un aprendizaje muy bonito y fue un viaje bastante hermoso”.
¿Por qué percusión y no otro instrumento?
“Mira, lo primero que me cautivó, que me llamó la atención de los instrumentos de percusión, fue el Batá, un instrumento oriundo de Nigeria que fue llevado a Cuba durante la diáspora africana, y en Cuba mantuvimos (o mantenemos aún) vivo el legado de ese grupo étnico que trajo a Cuba cantos, bailes y ritos, de los cuales he participado y soy miembro desde hace muchos años. De hecho, soy Babalawo, que es como un sacerdote de la religión yoruba, y entonces esa ha sido mi misión todos estos años. En mis composiciones, mis arreglos, y en mi paso por la vida, he tratado de mantener vivo el legado de todos mis ancestros y de la música afrocubana en general. Y, de hecho, bueno, ha sido increíble la aceptación del público, y aquí estamos, seguimos echando para adelante”.
¿Cómo es hacer música en Cuba versus hacer música en Nueva York? ¿Cómo ha sido para ti ese cambio de escenario geográfico?
“La transición es bastante, eh… como podemos decir… abrupta, porque son dos sistemas diferentes. La ciudad de Nueva York es una de las ciudades más cosmopolitas en el mundo, y tienes la gran posibilidad de poder conocer muchos otros géneros musicales, muchas otras culturas, y en Cuba no. En Cuba es música cubana, más música cubana, más música cubana. Entonces, yo desde muy chico fui bastante curioso, siempre me gustó explorar y conocer otros géneros musicales, y pienso que la mejor ciudad del mundo para poder tener un viaje de esa índole es la ciudad de Nueva York. Ahí conocí los mejores grupos de Brasil, los mejores grupos de jazz, de R&B, góspel, de Latin jazz, la salsa neoyorquina, y me abrió muchas puertas también, y comencé a ver la música y mi vida desde otra perspectiva. Y eso es lo que he hecho, en mi grupo incorporo muchos sonidos diferentes de otros países, y de hecho en mi grupo no todos son cubanos. Tuve anteriormente a Jhair [Sala] que era de Perú, a otros músicos de Venezuela, de Uruguay Sebastián Natal, de Panamá… y eso es lo que me gusta a mí con la música, mezclar sonidos de otras culturas, pienso que eso pone a la música en un mejor nivel”.
“Yo sí quiero” es un tema que justamente es una fusión de varios géneros. Tienes soca, tienes funk, R&B, timba. Colaboraste con dos grandes de la música: Eric Clapton y Kenny Garret. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con ellos?
“Bueno, Kenny Garrett es un gran amigo de muchos años. He tenido la gran oportunidad de estar en otras colaboraciones con él, y en otros proyectos. Y a Eric Clapton también lo conozco hace muchos años, es un gran amigo. Eh… un sueño hecho realidad. Sin duda alguna, y categóricamente, me atrevo a decirte que [fue] una de las cosas más lindas y emocionantes que me han sucedido en mi carrera musical. De hecho, la primera vez, en el primer disco, yo traté de contactar con él para ver si quería. Estaba súper ocupado. Ya cuando había perdido las esperanzas, andábamos en Singapur, viajando con Alfredito Rodríguez, y digo: ‘Tratar no garantiza nada, pero no intentarlo sin duda alguna es un fracaso’. Entonces le escribí a Eric para ver si estaba disponible, y me dice: ‘Tengo una semana, voy a estar aquí en Londres, vuela para acá que vamos a grabar’. Queríamos que grabara un tema, y terminó grabando 3 temas en el disco. Fue increíble, increíble esa experiencia, una experiencia indeleble para mí, y totalmente indescriptible, fue muy linda y fue diferente para mí. Aprendí muchísimo con Eric en esa semana que estuvimos en el estudio. Y nada, fue un disco que lo pre-planifiqué todo con mucha serenidad, lo planeé todo con mucha calma, quería ese sonido. Y “Yo sí quiero” es un tema que escribió Isaac Delgado Jr., y el otro compositor es su hermano Michel Delgado, un gran compositor también, valga la redundancia. Entonces entre los 3 nos pusimos de acuerdo ahí para tratar de sacarle lo mejor. Entonces incorporamos, como mencionaste, soca, un poco de jazz, blues, un poco de música contemporánea cubana, de timba. Quedó muy interesante, a la gente le gusta muchísimo, tuvo una tremenda aceptación ese tema”.
