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Al momento de realizar el alquiler de un bien comercial, algunos propietarios realizan contratos que son de poco beneficio para el inquilino. En muchos casos, estos terminan pagando sobrecostos que terminan superando el monto original que se comprometieron a pagar y asumiendo riesgos que originalmente debería asumir el propietario.
Estas situaciones son negociadas en los contratos de arrendamiento tradicional, utilizados para bienes comerciales, dónde el inquilino se compromete a pagar uno o todos los siguientes gastos: impuestos a la propiedad, primas de seguro y costos de mantenimiento. Es decir, si se supone que la renta anual de un bien es de $10,000 y los costos adicionales (impuestos, primas de seguro y costos de mantenimiento) son de $3,000, la suma que se termina pagando es de $13,000 por año.
Sin embargo, a pesar de que los contratos de arrendamiento tradicional son los más utilizados, no siempre son los más beneficiosos para el inquilino debido a que la suma de costos adicionales puede incrementarse indiscriminadamente. El incremento de impuestos, primas de seguro o mantenimiento, en un contrato de arrendamiento tradicional, es asumido por el inquilino. Esto no ocurre así en los contratos de arrendamiento neto, los cuales protegen a los inquilinos de estos riesgos.
Existen tres tipos de contrato de arrendamiento neto y son los siguientes:
- Arrendamientos netos únicos: Son el tipo menos común de arrendamiento neto y es el menos riesgoso para el inquilino. Con este contrato, el inquilino solo asume el pago de los impuestos a la propiedad.
- Arrendamientos netos dobles: Estos tipos de contrato son populares en el alquiler de bienes raíces comerciales. El inquilino paga los impuestos y las primas de seguro además de su alquiler. Todos los otros gastos de mantenimiento son asumidos por el propietario.
- Arrendamientos netos tiples: En esta clase de contrato, el mayor beneficiario es el propietario debido a que el inquilino asume los impuestos, primas de seguro, mantenimiento y cualquier costo de reparación estructural o remodelación. Si estos costos adicionales (gastos de reparación) suben más allá de lo esperado y el inquilino desea cancelar el acuerdo, existe una cláusula que indica que este contrato no se puede anular antes de su fecha establecida. Asimismo, el monto de alquiler no se puede modificar por ningún motivo.