Versos con sabor a café

La colombiana Fadir Delgado ofrecerá un cóctel poético con Claude Beausoleil

De nuestra redacción
Montreal · Publicado el: 04/08/2013

Las esencias de Colombia se transmitirán en Montreal por medio de la escritora Fadir Delgado Acosta, que ofrecerá el próximo jueves 18 de abril un cóctel poético junto a la compañía del literato Claude Beausoleil en el Consulado General de Colombia en Montreal.

La poeta de Barranquilla, de 31 años, realiza actualmente su residencia de redacción, otorgada por el Consejo de Artes y Letras de Québec, en colaboración con el Ministerio de cultura de Colombia y el poeta de la ciudad Claude Beausoleil.

La cita está organizada por el colectivo cultural LatinArte en colaboración con La Unión de escritoras y escritores del Québec (UNEQ) y el Consulado General de Colombia en Montreal, que rescatarán lo mejor de la atmósfera, colores y ritmos de Colombia gracias también a la presencia de Voz de Guitarra, el dúo conformado por la soprano colombiana Emilia Córdoba y maestro guitarrista Alexandre Brault.

Fadir Delgado es autora del libro "La Casa de Hierro" (2002) y ha sido orientadora de actividades literarias dirigidas a niños, jóvenes y docentes. También es socia fundadora y orientadora artística de la Fundación Casa de Hierro, desde la cual lidera y promueve espacios culturales para la ciudad, como el Café al Aire Libre y el Encuentro de la Niñez y su Barrio. De ella afirma el escritor colombiano Julio Olaciregui: “… Capta los colores, vibraciones y angustias de la ciudad con un método poético cuyo secreto sólo ella posee. Yo siento en sus textos la mirada, su observación de significados en los detalles y sinsentidos de la vida cotidiana, reflejados en esos juegos con la imaginación que nos animan desde la infancia".

En el consulado colombiano recitará poemas como este:

 

CIUDAD DE ARRUGAS

Hemos comprado la muerte y la estamos pagando a plazos
Qué se puede decir si la mentira sólo nos funciona cuando
somos niños y la risa es una máscara que se alquila a bajo precio.

El cine abandonado en la esquina como ropa vieja
Las calles llenas de graffitis de gente que sé hasta el
silencio se lo han tenido que guardar en los bolsillos.
Dioses guerreros
Rezos antiguos
Tristes iglesias y este desarraigo absurdo de la palabra
Aunque necesitemos de un rincón
se debe entender que hay demasiados mares entre
la mentira y el secreto

Todo recuerdo trae su dolor bajo el brazo, como las noches
que arrastran soles para semifelices de los sábados o
escalofríos repartidos como gatos alegres.

Alguien habla de disfraces del teatro callejero y la burla.

Aun así no se puede evitar la verdad inconclusa
Los cementerios del amor
El aliento seco de las piedras

Esta ciudad de arrugas, de mármoles carnales no habla. Sólo
entrega el aullido del último abrazo, el peligro del cuerpo.
Me entrega la angustia del perro callejero.
Tambores en las esquinas llamando tradiciones
La actitud aburrida del teléfono.
-Relojes mentirosos- la piel no resistirá el sudor de los asfaltos.
La guerra también pedirá auxilio y entonces no se podrán
hacer juguetes de tierra. Hasta las ruinas de la ciudad nos abandonarán.

Tristes iglesias
Dioses guerreros
Rezos antiguos
Seremos relámpago de los soles. Seremos celdas del asombro.
Tal vez llegarán los días donde las máscaras no tendrán un bajo precio
y entonces deberemos pintarnos la risa con retazos de miseria.


Etiquetado en: literatura colombia poesia
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