Este verano está siendo más activo de lo que esperaba. Sin ir muy lejos, los últimos días los he pasado en una ciudad llena de amabilidad y buena comida. Me refiero a la ciudad de Bogotá. Acompáñame para que te cuente el motivo de este viaje sorpresa.
Como toda inmigrante, lo más difícil es separarme de los seres queridos. Puedo pasar meses y hasta años sin tocar o sentir el cariño de algunos miembros de mi familia. Gracias a la tecnología, hablo con mi padre y mis hermanos. Sin embargo, la comunicación se vuelve más difícil cuando quiero hablar con los pequeños, mis sobrinos. Hay veces que ellos están cansados, o simplemente un programa en la TV les parece más interesante que oír a una tía que les habla fuerte por el Whatsapp.
Así pues, entre mi hermano menor y mi padre, inventaron llegar de sorpresa a Bogotá para la piñata de mi sobrino el sábado pasado. Nuestra aliada fue mi cuñada quien hizo los arreglos respectivos para mantener el secreto de nuestra llegada. El viernes en la mañana mi hermano fue a buscar a mi padre al aeropuerto, quien era el único que oficialmente iba de visita. ¡Oh sorpresa! En el avión también venía yo además de mi hermano menor y mi cuñada. Toda la familia estaba de visita.
Realmente no sé quién estaba más sorprendido de nuestra presencia, si mi hermano o su hijo. Los dos se quedaron como paralizados y luego vinieron los abrazos, risas y por supuesto unas cuantas lagrimitas que yo derramé.
Las comidas:
En Bogotá se come como reyes y el mismo viernes cenamos en un lugar emblemático en la carrera 13 llamado La Brasserie. Allí nos deleitamos con una buena carne, mariscos y las mejores papas fritas de toda la ciudad.
El domingo fuimos a Chía, a las afueras de Bogotá, para comer y disfrutar del restaurante más sabroso, original y popular, de toda la región de Cundinamarca: Andrés Carne de Res. Este restaurante es casi como una mini ciudad con sección para los niños, mesas al aire libre, personas que entretienen todo el tiempo, y música en vivo. Puedes ir tanto de día como de noche ya que el ambiente de festejo nunca acaba. Hay incluso unas hamacas para dormir la siesta y luego continuar con la pachanga.
Debo hablar de su decoración, original y sobrecargada de mensajes con toques de doble sentido. Cada mesa tiene un nombre escrito en un corazón. Hay mesas llamadas pasión, consuelo o martirio. Además cuelgan de todas las esquinas refranes, banderines, máscaras y lámparas. Hasta los baños son muy originales con el tanque de la poceta decorado y pintado.
La comida es excelente. Nosotros hicimos una degustación de arepitas, maíz tipo choclo, diferentes quesos, chicharrones, papas pequeñitas andinas y empanadas. Luego vino el plato fuerte, la carne de tipo punta, cortada muy finamente y cocinándose en frente de nosotros, con salsas picantes y guasacaca. Se me hace agua la boca escribiendo y reviviendo mi estadía en este maravilloso lugar.
Los paisajes:
Bogotá es una ciudad que se encuentra en una sábana a 2625 metros sobre el nivel del mar, lo que quiere decir que su temperatura es de aproximadamente 20 grados centígrados durante todo el año. Es muy verde ya que llueve frecuentemente. Mi cuñada siempre dice que el paraguas es el accesorio que nunca hay que olvidar antes de salir de la casa. Sus paisajes son preciosos con lagos y represas muy cercanas además de sembradíos y granjas.
Aquí te dejo algunas fotos de mi sobrevuelo por la bella ciudad de Bogotá, regalo de mi hermano. Debo decirte que las avionetas no sé me dan muy bien y sufrí de mareo estomacal.
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