Hola ¿que tal?
El lunes 23 de mayo fue feriado aquí en Canadá así que decidimos pasar el día en una ciudad maravillosa: Quebec! Te invito a descubrir o redescubrir esta ciudad con más de 400 años de historia.
A tres horas de Montreal y ubicada al centro de la provincia, Quebec es una ciudad que hay que visitar al menos una vez en la vida. Fundada el 3 de Julio de 1608 por Samuel de Champlain, la ciudad está rodeada de murallas que la protegen y que en la actualidad conservan sus entradas. El gran Castillo Frontenac (Château Frontenac) está ubicado en la cima de la ciudad donde se contempla la inmensidad del río San Lorenzo junto con los puentes que la comunican y las murallas que la rodean. La historia de la ciudad está muy vinculada a la historia de los francófonos en Canadá. Se contemplan muros de piedras, cañones en puntos estratégicos, fuertes e iglesias. No en vano Quebec es la capital de la provincia y centro neurálgico de la política provincial.
El Château Frontenac es hoy en día un hotel de la cadena de hoteles Fairmont.
Lo que más me encanta de esta ciudad es que ella no se queda en sus años gloriosos de historia y conquista. Los quebequenses han sabido actualizar la ciudad para que sea atractiva a todo visitante dependiendo de sus gustos. En cada esquina, un músico te ofrece variedad de estilos con trompetas, guitarras o handpan. Esculturas modernas están en cada esquina de las empinadas callejuelas y el verde de la ciudad permite hacer un picnic hasta en la cima de de sus muros. En la noche, sus calles y plazas están muy bien iluminadas dándole un toque mágico a la ciudad.
Como el día estaba tan bonito: soleado y caluroso, nosotros decidimos hacer nuestro particular picnic en una plaza de la zona peatonal, en la rue de Petit Champlain. Un artista de origen chileno, David Ugalde, tocaba el arpa ofreciéndonos un concierto inigualable.
Para visitar Quebec tienes que estar preparado para caminar, subiendo y bajando todo tipo de colinas. Las calles son empedradas y muy desiguales. Cada esquina te ofrece una sorpresa para ver o degustar. Considero que los precios de la comida y de los hoteles son muy razonables considerando la cantidad de turistas que la pueden llegar a visitar. Creo que todavía sigue siendo un secreto bien guardado y una joya que los quebequenses cuidan y disfrutan en cada estación del año.
Para seguir leyendo: arteandoconcarolina.blogspot.ca/2016/05/quebec-un-pedacito-de-historia-y-de-arte.html