Hola, me llamo Eliana y soy minimalista.
Un día llegó la inconformidad a mi vida y todo cambió. Mis armarios llegaron a su tope, mi agenda no recibía un compromiso más y mis días ya no tenían fin. Entre mi familia, hacer las compras, la sobrecarga laboral y las montañas de trastos por lavar la felicidad se me estaba yendo entre los dedos.
Tengo 26 años y hasta ahora creo que voy encontrando el verdadero significado de la vida, voy comprendiendo que el tener no equivale al ser, y que las cosas materiales se tienen por necesidad y no de adorno.
Nuestra casa ahora está libre de objetos innecesarios, pero debo admitir que no fue una tarea fácil. El desprendimiento fue un gran paso para esta nueva vida, los objetos de valor sentimental fueron los mas difíciles de dejar atrás. Las cosas que simplemente guardábamos para "ese día que se necesiten" fueron las primeras en salir de nuestro entorno, sin saber esas cosas eran las que más desgaste nos causaban, porque había que hacerles un mantenimiento sin que tuvieran un uso real.
Finalmente nos quedamos con lo que realmente usamos, y para saber que es lo que realmente usamos, hicimos la prueba del mes. Esta consiste en dejar dicho objeto a la mano y si en 30 días no lo hemos utilizado es porque simplemente nunca lo vamos a usar.
En realidad se aprende a ser minimalista cada día, se va volviendo una habitud, empezar por las cosas materiales es un buen método, sin embargo la parte esencial del minimalismo está en el espíritu, en la mente y en el corazón.
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Eliana Uno
