Durante los últimos años se ha popularizado el término “Dreamers”, el cual se refiere básicamente a los niños y jóvenes hijos de personas indocumentadas que viven en los Estados Unidos, pero resulta que en Canadá tenemos exactamente la misma situación que en los Estados Unidos. Si bien la población de lo que se podría llamar “Dreamers” aquí es menor, efectivamente tenemos una población de niños y jóvenes que fueron traídos al país por sus padres siendo muy pequeños y que han crecido en Canadá y han vivido aquí las partes más importantes de su desarrollo.
Se estima que en Canadá hay alrededor de un millón de personas sin estatus migratorio, y que un 25 por ciento de ese millón de personas son niños o jóvenes a quienes se les puede dar la etiqueta de “Dreamers” canadienses. La diferencia fundamental es que en los Estados Unidos los “Dreamers” pueden estudiar, tienen autorización para trabajar, y tienen la tranquilidad de poder vivir en el país ya que han logrado que sus deportaciones sean suspendidas, al menos por el momento.
Pero eso no sucede en Canadá. Aquí, los hijos de los indocumentados no tienen ningún tipo de beneficio en términos de salud o autorización para trabajar. El único beneficio que tienen es que la Ley de Inmigración y la Ley de Educación en la mayoría de las provincias requieren que los jóvenes menores de 18 años, en edad escolar, tienen que asistir a las escuelas, y de hecho son aceptados en las escuelas primarias y secundarias.
Pero el problema más grande para estos jóvenes empieza en el momento en que quieren asistir a la escuela post secundaria. Porque sin bien la ley no penaliza a las Universidades y Colleges por admitir a las personas sin estatus para que continúen sus estudios a ese nivel, sí hay varios factores que impiden que los jóvenes continúen sus estudios post secundarios.
Uno de los problemas esenciales para muchos de ellos es el hecho de que en el momento que los Colleges y Universidades saben que estos jóvenes no tienen estatus en Canadá, los admiten, pero les quieren cobrar las tarifas que se le cobran a los estudiantes internacionales, las cuales son tres o más veces lo que se le cobra a un estudiante doméstico. Esta es una barrera que para muchas familias es imposible de sobrepasar.
En mis 36 años de hacer trabajo migratorio he visto muy pocos hijos de indocumentados que han logrado estudiar pagando esas tarifas de estudiantes internacionales, porque la gran mayoría no pueden acceder dado que los costos son sumamente prohibitivos para ellos.
Otro problema muy serio que encuentran estos estudiantes indocumentados es que en el momento de llenar la solicitud para las Universidades y Colleges, en el formulario les preguntan su estatus migratorio, y deben contestar si son residentes, ciudadanos canadienses u “otro”, y este “otro” significa que no tienen estatus en el país. El temor que estos jóvenes tienen es que, a pesar de que tenemos una política de privacidad y que las instituciones educativas no pueden dar a conocer esta información, los jóvenes temen que la información sea enviada a la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA) y por tanto pongan a sus familias y a ellos mismos en peligro de ser arrestados y deportados. Este es otro gran impedimento para que puedan acceder a los estudios post secundarios.
Por suerte, la Universidad de York, desde el 2017, ha comenzado un programa que ha sido creado específicamente para los estudiantes que tengan un estatus “precario” en el país, y el concepto “precario” significa concretamente que no tiene estatus migratorio o que han pedido refugio y están en el proceso, por lo cual tampoco tienen estatus. Así, este programa les permite a ciertos estudiantes sin estatus acceder a los estudios en esta universidad.