Hola ¿Qué tal?
Después de unos días de ausencia regreso para hablarte de mi viaje a Las Vegas, Nevada. Te anticipo que te presentaré una ciudad muy distinta del típico estereotipo de la ciudad del juego y de la diversión. Me voy más a lo profundo para presentarte una ciudad llena de arte.
Aproveché al máximo mi estadía así que tomaré dos entradas para cubrir las actividades realizadas. Siéntate comod@ y disfruta de este viaje.
Como todos los turistas que llegan a Las Vegas, al salir del aeropuerto sentí como si alguien me echara aire caliente con un soplete. Las Vegas me recibió con 42 grados centígrados recordándome que estaba en el medio del desierto. El calor es seco lo cual se hace más aguantable que cualquier otra ciudad con calor y humedad.
Mi hotel quedaba en la famosa calle Las Vegas Strip. De un lado tenía la torre Eiffel y en frente encontraba las maravillosas fuentes del hotel Bellagio. Las Vegas Strip es un Disneyland gigante para los adultos. Yo perdí las proporciones en cuanto a tamaño y altura de los edificios, cálculo de la distancia de las cuadras y ancho de las aceras. Todo era enorme, todo estaba lleno de gente. La música sale de todas partes y la iluminación es constante. Olvidas las horas y la diferencia entre el día y la noche.No en vano esta zona de la ciudad se denomina Paradise.
Paradise fue concebida en los años 50 gracias a dueños de casinos como Gus Greenbaum (dueño del Casino Flamingo), quienes no querían anexar esta zona a la ciudad de Las Vegas. Hoy en día es una zona que se autogestiona y depende del condado de Clark.
Yo quería conocer la ciudad vieja, la clásica, donde todo comenzó. De esta forma, tomamos el transporte publico y nos fuimos a la calle Fremont en el centro de la ciudad. Al llegar, retrocedes en el tiempo. No hay lujos excesivos. Es una ciudad más bien coqueta, que no quiere perder lo que era, pero que te deja ver sus victorias y fracasos. Buhoneros y artistas se mezclan en sus esquinas con tiendas de souvenirs y casinos. Yo encontré el centro de la ciudad muy auténtico y verdaderamente especial por sus pancartas, sus hoteles de siempre y ese aire vintage que tanto me atrae. Lo visité de día así que no sé como pueda ser de noche, pero bueno, sabemos que en la noche todos los gatos son pardos.
El transporte público se llama RTCSNV. Los autobuses son muy cómodos y el pase cuesta $8 por 24 horas. Lo aconsejo 100%
Mi primera aventura era encontrar murales. Me conoces y sabes que me apasiona pescar murales donde voy. Efectivamente, si caminas más hacia la 6ta avenida, alejandote de la calle Fremont comienzas a ver murales bellísimos producidos durante el festival anual denominado Life is Beautiful.
El propósito de este festival es darle vida a esta parte de la ciudad haciendo conciertos al aire libre, actividades artísticas para los niños, elaboración de murales y degustación en diferentes restaurantes.
Este año el festival tendrá lugar del 23 al 25 de Septiembre.
Puedes hacer una parada estratégica para hidratarte y comer en un centro denominado Downtown Container Park. Tal y como lo describe su nombre, las instalaciones están construidas con contenedores y en cada uno de ellos hay tiendas, galerías y restaurantes. Este sitio cuenta con una tarima para conciertos al aire libre y un parque infantil muy original. Es fácil de identificar ya que tiene un enorme insecto de material reciclado a la entrada.
Aprovechando que ya estamos en el centro de Las Vegas quiero hablarte de un museo que me fascinó: El museo de Neón.
Este museo no está muy publicitado ya que es una organización no gubernamental que se ocupa de la preservación y el cuidado de todas las pancartas de neón de la ciudad de Las Vegas. Me refiero a las pancartas provenientes de hoteles, moteles y restaurantes de la zona del centro de la ciudad. Todas aquellas pancartas o afiches de Paradise no se incluyen. En los años 80 un grupo de ciudadanos comenzó a recolectar viejas pancartas que se encontraban a lo largo de la calle Fremont. En 1997 se constituyó el museo y en año 2002 se cedió el terreno donde la antigua empresa YESCO guardaba sus pancartas. El museo paga $1 al año por utilizar el terreno que la ciudad le cedió. Se sustenta a base de las donaciones y de las visitas que se realizan.
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