Por Vilma Filici
filici@filici.com
Hace un par de semanas llegó a mi oficina una pareja amiga que me contó una historia que les había sucedido recientemente, la cual me dejó pensando mucho sobre los riesgos innecesarios que toman algunos inmigrantes cuando se encuentran en el país con status temporal.
Me contaron que conocieron a un estudiante internacional que había dejado de estudiar porque no había recibido los fondos que le enviaban sus familiares desde su país de origen, y consecuentemente no pudo pagar la universidad. Y a pesar de que estaba ya en cuarto año, próximo a graduarse, la universidad no le permitió seguir estudiando mientras no pagara todo el dinero que les debía.
Eso le complicó la estadía en Canadá a este joven, porque los estudiantes internacionales pueden trabajar mientras están estudiando pero al dejar de estudiar ya no pueden continuar con su trabajo legal. Las instituciones educacionales deben informar al departamento de inmigración cuando un estudiante ha dejado de asistir a clases. El estudiante tendrá estatus como visitante hasta el vencimiento de su permiso de estudio por lo tanto puede permanecer en el país siempre y cuando no cometa ofensas contra la ley de inmigración.
Deportación ante ofensas contra la ley de migración
Al enterarse mis amigos de la situación que estaba viviendo este joven, esta pareja lo acogió y le proporcionó casa y comida gratis durante casi un año. Pero en algún momento se dieron cuenta que les estaba faltando dinero en la casa, les estaban faltando joyas. Comenzaron a poner atención a lo que estaba sucediendo hasta que llegaron a la conclusión de que este joven les estaba robando.
En ese momento se encontraron en un problema muy delicado, ya que no querían llamar a la policía. Primero porque no tenían pruebas, solamente tenían la sospecha porque nunca habían tenido este tipo de problemas, los cuales coincidentemente comenzaron cuando este joven llegó a vivir con ellos.
Tampoco querían llamar a la policía porque sabían que, aunque no le hicieran cargos criminales, los agentes lo iban a entregar a la Agencia de Servicios de Frontera de Canadá (Canada Border Services Agency, CBSA) dado que el joven ya no estaba estudiando.
Esta familia tuvo compasión con el joven y únicamente le pidió la habitación diciéndole que la necesitaban para su nieto que iba a llegar a vivir con ellos. El joven se fue, pero un mes después recibieron una llamada de otros amigos, quienes sin saber lo que había sucedido anteriormente le dieron un cuarto en su hogar. Al llamar dijeron que estaban desesperados porque desde que este joven llego a vivir a su casa se les había desaparecido dinero de las billeteras y de las carteras y no sabían qué hacer.
Al final, ellos no esperaron mucho y llamaron a la policía, la cual no le hizo cargos criminales al joven, pero sí, efectivamente lo entregó a los oficiales de la CBSA, quienes iniciaron una investigación en la cual comprobaron que el joven no estaba estudiando, que le debía varios miles de dólares a una universidad de la ciudad, e iniciaron el proceso para sacarlo del país.
Cuidar nuestro estatus migratorio con buena conducta
Cuento esta historia para explicar y hacer énfasis en que cuando una persona se encuentra en una situación como la de este joven, debería tener mucho más cuidado con su comportamiento. Debería saber que constituyen faltas a las leyes de inmigración canadienses, y que el llamar la atención de la policía o de los agentes de la CBSA, los puede llevar a una deportación.
Esto también sucede a veces con personas que se encuentran de forma indocumentada en el país y que manejan en estado de ebriedad, o cometen infracciones de tráfico y son parados por la policía, quienes después de terminado su trabajo los entregan al CBSA.
En muchas oportunidades también hemos visto personas que se han olvidado de pagar algo en una tienda o que han tenido problemas en la familia y ha habido abuso físico o abuso verbal, la pareja afectada llama a la policía y la persona es detenida, procesada por el delito que cometió, si es condenada debe pagar la condena en Canadá y termina siendo deportada del país.
Conociendo la situación en la que se encuentran, sin estatus migratorio o con un estatus precario, estas personas deberían tener un comportamiento mucho mejor que el que tiene un ciudadano canadiense, ya que cualquier llamado de atención hacia su persona lo más probable es que termine en una detención y en un proceso de deportación.
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