Hemos incorporado un curioso hábito a la vida actual. Nuestra inmersión constante en las redes sociales y el acceso a la cámara desde el teléfono nos han hecho dar un nuevo enfoque a las maravillas que nos esperan detrás de una lente.
Un estudio de las universidades de Pensilvania, California del Sur y Yale ha analizado a 2.000 personas en nueve experiencias diferentes; desde un paseo por un museo hasta una clase de manualidades. La mitad del grupo debía realizar fotografías a lo largo de la actividad, mientras que el resto no tenía cámara. Curiosamente, el resultado —al contrario de lo que podría parecer— es que los participantes que captaron imágenes disfrutaron más y estuvieron más atentos.
Como decía el fotógrafo Alfred Eisenstaedt, "lo más importante no es la cámara, sino el ojo". Nosotros escogemos el instante de nuestra vida que queremos fotografiar para la posteridad. Una manera particular de disfrutar el presente.
En mi libro "La vida es una piñata" explico cómo la verdadera fiesta de celebración es vivir el presente y descubrir qué nos deparará esa caja de sorpresas.
El poeta Pablo Nerud a afirmaba que "algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y esa, solo esa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas".
Para disfrutar los caramelos de la piñata y las oportunidades que nos brinda la vida, debemos estar abiertos y eliminar los bloqueos emocionales. Los sentimientos positivos nos rodean de optimismo, mientras que las negativos nos impiden concretar la satisfacción personal. Las emociones ejercen una gran influencia en nuestra percepción del mundo.
Controlar sus consecuencias, las buenas y las malas, se convierte así en un hábito estimulante que puede cambiar nuestras vidas. El pintor Vincent Van Gogh, capaz de reflejar su presente a través de las pinceladas, decía: "No olvidemos que las pequeñas emociones son los grandes capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin darnos cuenta".
Gracias a la inteligencia emocional podemos vivir el presente, superar el pasado y fotografiar los pasos decisivos que damos hacia el futuro.