Diversos grupos comunitarios en Montreal están pidiendo la liberación inmediata de detenidos en medio de un brote de COVID-19 en la prisión para migrantes de Laval. Hasta la fecha, al menos cuatro detenidos dieron positivo en las pruebas y se encuentran recluidos en régimen de aislamiento. Por su parte uno de los detenidos positivos a COVID-19 ha iniciado una huelga de hambre indefinida.
La semana pasada, Marlon (seudónimo elegido para proteger su identidad) dio positivo por COVID-19. Detenido desde noviembre, no se le ha permitido ver a su esposa e hijo mientras está adentro. Marlon recibió su diagnóstico de COVID-19 un día antes de su deportación programada, que se pospuso debido al resultado de su prueba. El 15 de febrero, comenzó a rechazar las comidas y actualmente solo bebe agua.
“Mis derechos fundamentales están siendo violados, entre ellos mi derecho a la salud”, dice Marlon. “Me infecté con COVID-19 como resultado de mi detención aquí, de estar confinado en espacios pequeños y de ser expuesto por los trabajadores de este centro que van y vienen"
Debido a estas declaraciones diversas organizaciones han levantado la voz. “La detención es completamente innecesaria en el mejor de los casos, pero obligar a las personas a ingresar a estas instalaciones durante la pandemia es cruel y peligroso”, dijo Tanya Rowell Katzemba, de Solidarity Across Borders. “Esta huelga de hambre subraya la urgente necesidad de que el gobierno federal actúe rápidamente y libere a todos los detenidos”.
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— Solidarité sans frontières #StatusforAll (@SolidariteMTL) February 23, 2021
Durante la primera ola de infecciones por COVID-19, los migrantes detenidos en la prisión para migrantes de Laval realizaron una huelga de hambre para exigir su liberación. Su campaña logró la liberación de la mayoría de los detenidos en ese momento.
Si bien los migrantes permanecen detenidos allí durante semanas y meses seguidos, los guardias y otro personal van y vienen con regularidad, lo que expone a los detenidos a un mayor riesgo de infección. “He visto a los guardias toser y estornudar sin máscara y sin lavarse las manos”, dice Marlon.
Marlon informa que un compañero detenido comenzó a presentar síntomas incluso antes que él mismo, y que cuando esta persona denunció sus síntomas a las autoridades en el centro de detención, le administraron un aerosol nasal y algunas pastillas, pero no una prueba de COVID.
Algunos detenidos informan que una vez que se les administra una prueba de COVID-19, no se les dan los resultados, lo que los deja con miedo e incertidumbre sobre su propia salud. Muchos detenidos con COVID positivo también informan que ahora los mantienen en celdas pequeñas con ventanas diminutas, a las que solo se les permite salir para hacer llamadas telefónicas y bañarse.