Parece unas de esas preguntas hipotéticas, al estilo ¿qué harías si te ganaras un millón de dólares?, pero ésta es mucho más realista, porque si tienes pensado inmigrar tienes que estar dispuesto a trabajar en cualquier cosa, al menos al principio.
Por muchas razones, la necesidad de estudiar el idioma, la homologación de estudios, lo cerradas que son algunas órdenes profesionales para permitir el libre ejercicio, el inmigrante debe ganarse el sustento trabajando en empleos digamos “básicos” mientras se prepara -estudiando, regularizando su situación, buscando trabajo- para encontrar algo cercano a sus expectativas.
Para ejemplificar el fenómeno, está la figura del médico latinoamericano o de otro origen que hace aseo o conduce un taxi. La caricatura es motivo de bromas de parte de los canadienses, entre ellas aquella que dice que Montreal es la única ciudad donde puedes tomar un taxi y hacerte un chequeo médico a la vez.
No es ningún requisito para inmigrar; es más que válida la posición de quien nunca limpiaría un baño o lavaría los platos en un restaurante. Sin embargo, es un elemento a considerar para evitar sorpresas o desilusiones.
Personalmente, en orden cronológico, fui aseador, lavaplatos, cajero, repartidor de periódicos, ayudante de mudanzas y ahora traductor. Eso sí, siempre periodista de corazón.
Publicado: 13 de septiembre, 2012