El viaje multisensorial que la bailarina Sonia Bustos propone en su nueva obra

La artista mexicana Sonia Bustos presentó su nueva puesta de escena “Je ne vais pas inonder la mer” del 15 al 18 mayo en Montreal Arts Interculturels (MAI)

Por: Carlos Rivas
Montreal · Publicado el: 05/21/2024

(Foto: David Wong)

Pocos son los espectáculos de danza que rompen los esquemas artísticos, más aún si contienen formas tradicionales de folclor. Uno de esos pocos proyectos es la reciente puesta en escena "Je ne vais pas inonder la mer", presentada por Sonia Bustos, bailarina de origen mexicano que vive en Montreal.

A través de este proyecto personal, que comenzó a gestarse allá por el año 2018, Sonia decide apelar a los cinco sentidos de los espectadores para canalizar las emociones causadas por la pérdida, a sus 20 años, de uno de sus seres más queridos: su madre. Es así como la bailarina usa varios recursos más allá de la danza para relatar la experiencia de atravesar este duelo.

En un espacio cuadrado plano, con una disposición particular de las sillas en cada uno de los cuatro lados del escenario, la artista tomó el centro del recinto para presentar su performance. Partiendo de esta configuración escénica, quedaba clara desde el inicio la intención de la artista de crear una experiencia inmersiva de 360 grados para su audiencia.

Gracias al uso de cojines que traducían los sonidos en ondas vibracionales y de aromas que evocaban los olores hogareños de su casa en México, Sonia hizo aún más inmersiva su puesta en escena, lograda con la asesoría de la artista interdisciplinaria Dana El Marsi. Por si fuera poco, la artista convidó a todos los asistentes una taza de café, con un poco de tequila en ella, como se suele tomar en su México natal.

A través de estos elementos creativos que desafiaban los límites de una performance de danza convencional, Sonia navegó por las zonas más oscuras de su experiencia de duelo y su relación con la muerte, hasta llegar a una celebración de la vida hacia el final de la obra. En esta última parte, contó con la participación de músicos tocando Son Jarocho, música tradicional del sudeste de México, con quienes zapateó sobre tablas.

"La idea de evocar los sentidos está ligada a la memoria… y ofrece una experiencia más inmersiva a todo el mundo", señaló la artista en una discusión-conferencia moderada por Yohayna Hernández, después del espectáculo del viernes 17. Se entiende así el rol del "café de olla" como hilo conductor del espectáculo, así como los aromas de su vivienda de la infancia.

Sonia destacó igualmente la importancia del colectivo en el proceso de duelo para la cultura mexicana. Para ella, el grupo sostiene el compartir tanto de la vida como de la muerte, y señaló que la elección de ritualizar el duelo con el Son Jarocho fue precisamente debido a un grupo folclórico en el cual su madre participaba activamente. Además, confesó que la performance habla también del duelo de su abuela, quien falleció un par de años después de su madre.

Cabe destacar que esta puesta en escena fue posible gracias al centro Montreal Arts Interculturels (MAI), quienes fueron los anfitriones del espectáculo. Pero más que un espectáculo, lo de Sonia Bustos fue una experiencia interactiva que suscitó un vaivén de emociones y sensaciones. Con cafecito y tequila de por medio, el público fue mimado mientras era invitado a reflexionar sobre la vida y la muerte. Ante la ausencia de su madre, Sonia se convirtió en mamá para toda la audiencia.


A través de estos elementos creativos que desafiaban los límites de una performance de danza convencional, Sonia navegó por las zonas más oscuras de su experiencia de duelo y su relación con la muerte, hasta llegar a una celebración de la vida hacia el final de la obra. En esta última parte, contó con la participación de músicos tocando Son Jarocho, música tradicional del sudeste de México, con quienes zapateó sobre tablas.

"La idea de evocar los sentidos está ligada a la memoria… y ofrece una experiencia más inmersiva a todo el mundo", señaló la artista en una discusión-conferencia moderada por Yohayna Hernández, después del espectáculo del viernes 17. Se entiende así el rol del "café de olla" como hilo conductor del espectáculo, así como los aromas de su vivienda de la infancia.

Sonia destacó igualmente la importancia del colectivo en el proceso de duelo para la cultura mexicana. Para ella, el grupo sostiene el compartir tanto de la vida como de la muerte, y señaló que la elección de ritualizar el duelo con el Son Jarocho fue precisamente debido a un grupo folclórico en el cual su madre participaba activamente. Además, confesó que la performance habla también del duelo de su abuela, quien falleció un par de años después de su madre.

Cabe destacar que esta puesta en escena fue posible gracias al centro Montreal Arts Interculturels (MAI), quienes fueron los anfitriones del espectáculo. Pero más que un espectáculo, lo de Sonia Bustos fue una experiencia interactiva que suscitó un vaivén de emociones y sensaciones. Con cafecito y tequila de por medio, el público fue mimado mientras era invitado a reflexionar sobre la vida y la muerte. Ante la ausencia de su madre, Sonia se convirtió en mamá para toda la audiencia.

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