¿Qué sucede cuando uno de los principales problemas para conseguir trabajo es la aún existente discriminación laboral? Este es el caso de José Zamora, un latino que reside en los Estados Unidos, quien solía enviar entre 50 y 100 copias de su currículum vitae sin recibir alguna respuesta. Tras agobiarse por no encontrar alguna razón para no ser contactado por las empresas, tomó una última medida: cambió su nombre en el currículo, de José a Joe. Desde ese momento, las mismas empresas a las que había postulado como “José”, comenzaron a contactarse con él.
“El puesto está abierto”, “Tenemos una vacante para usted” o “Queremos coordinar una entrevista laboral”; las respuestas que nunca llegaron para José comenzaron a llenar la bandeja de este supuesto Joe. “A veces yo creo que la gente ni siquiera es consciente o se preocupa de que prejuzga de esta manera, incluso por el nombre, pero lo hacen todo el tiempo”, declara José Zamora.
El estudio ‘Discriminación en el Mercado laboral en los Estados Unidos’ reveló que los nombres que sonaban a raza blanca recibían un 50% más de respuestas a las solicitudes de trabajo que los que sonaban a raza negra. La discriminación racial sigue siendo generalizada en las culturas de todo el mundo.