Foto: Musée des beaux-arts de Montréal
¡Hola, qué tal! Tiempo sin escribir y mucho que contar. En estos momentos, mi cuello está mejor luego de haber sufrido una torticolis que me ha inmovilizado parte del fin de semana. Así pues, quiero contarte una visita muy especial que hice al Museo de Bellas Artes de Montreal. Visité la exposición de un artista que ha consentido a dos de mis ciudades favoritas : Montreal y Caracas. Hoy te hablo del gran Alexander Calder.
Ingeniero mecánico de profesión, este genio del arte moderno reinventa las formas y las pone a bailar al ritmo de su tiempo. Entre azules, rojos y blancos el MBAM rinde tributo a un hombre que modernizó la escultura y creo los móviles más innovadores de todos los tiempos.
La exposición comienza con el estudio de las formas y la pasión por el mundo del circo. Desde sus primeros años, Calder le apasiona la manipulación de materiales como los cables de acero y la posibilidad de balancear y suspender personajes y formas. Este norteamericano nacido en Pensilvania, y francófono de origen, trabaja con pequeñas formas que suspende y cuelga creando su particular circo: El circo de Calder.
Ver esta publicación en Instagram@carolina.arts te invita a conocer la gran exhibición sobre Alexander Calder en el @mbamtl
Al comienzo te decía que Calder consintió a dos de mis ciudades preferidas regalándoles obras únicas y maravillosas.
- En Montreal, Calder fue el encargado de hacer una escultura de las llamadas "stables" o "stabiles" con motivo de los juegos olímpicos de la ciudad del año 1967. Así pues, crea la maravillosa escultura llamada "Trois disques". Obra insignia de la ciudad que podemos apreciar desde el viejo puerto ya que se encuentra en la isla Santa Helena, parque Jean Drapeau. En la exposición del MBAM veremos bocetos y pequeñas de estas esculturas estables.
- En cuanto a Caracas, gracias a su estrecha relación con el gran arquitecto Carlos Raúl Villanueva, Calder nos obsequió una obra maravillosa llamada “Las nubes”, que se encuentra en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. Quién haya tenido la suerte de entrar al recinto, sabrá la magia que proyectan estos 31 paneles enormes de madera que reflejan el sonido y actúan de soporte acústico.
