Debo confesar que la primera vez que practiqué yoga, tuve que morder la parte interna de mis cachetes para no reírme al escuchar el famoso “Om”. Aun cuando se canta al unísono, es difícil evitar que la voz de algunas de las persona que participan en la clase sobresalga, o que la “m” de este mantra sea extendida un poco más de lo debido por ciertos individuos. Al principio, esto me desconcentraba; sin embargo, hoy por hoy trato de “dejarme llevar” por esos mágicos sonidos que de manera repetitiva buscan consentir mi cuerpo y mi mente.
El mantra Om comúnmente se canta al inicio y al final de una clase de yoga. Es el sonido original del universo, y combina lo físico con lo espiritual. Cada vez que nuestros labios emiten esta sílaba, nuestro organismo se ve favorecido inmensamente: las vibraciones que se generan tienen un efecto positivo sobre la salud, ya que nos permiten, entre otras cosas, equilibrar las energías.
Ciertamente, el Om es uno de los mantras más sagrados que existen, pero hay otros. Todos son poderosos y constituyen un grupo de sílabas escritas en sánscrito que se recitan en voz alta un número determinado de veces. Es un sonido muy común en el hinduismo y el budismo que nos permite elevar la mente, y hacer que nuestro cuerpo vibre. Recitar cualquier mantra resulta maravilloso por varias razones:
- Aquieta la mente. Cada vez que decimos un mantra, nuestra mente se purifica y logramos encontrar calma y tranquilidad. Además, nos permite estar en el aquí y el ahora, lo que nos mantiene enfocados. En este sentido, esta práctica eleva nuestra espiritualidad, pues nos conecta con nuestra energía interna, esa que sólo se consigue una vez que nos separamos de la realidad exterior.
- Favorece la concentración. La mente debe ocuparse, únicamente, en repetir el mantra; al enfocarnos en esto, logramos apartar los problemas que nos perturban. De esta manera se favorece, también, el incremento de nuestra autoconciencia.
- Combate la ansiedad y mejora los estados de depresión. Al tener que vivir en el momento presente, la ansiedad se reduce y las preocupaciones desaparecen.
- Disminuye el número de las pulsaciones de nuestro corazón. Una vez que se calman las preocupaciones, la frecuencia del corazón desciende y la respiración se realiza de una manera más controlada. Con esto, logramos bajar, además, nuestra presión arterial.
- Reduce los niveles de cortisol en la sangre. Recitar cualquier mantra permite liberar tensiones, y disminuye, considerablemente, el estrés.
- Mejora la circulación linfática. Pronunciar este conjunto de sílabas nos ayuda a eliminar toxinas de nuestro organismo.
- Fortalece el sistema inmunológico. Esto permite aumentar nuestras defensas, y evita que nuestro cuerpo padezca enfermedades como gripes o resfriados.
- Brinda paz y bienestar. Ésta es una de las razones más importante de por qué debemos recitar mantras. Y es que al hacerlo se liberan endorfinas (las hormonas de la felicidad), las cuales permiten mejorar nuestro estado de ánimo, y nos convierte en personas mucho más alegres.
Escoge un lugar tranquilo donde puedas conectarte con tu interior. Recuerda establecer primero una intención, y luego permítete aquietar la mente para sentir esas sutiles vibraciones en tu cuerpo. Lo ideal es recitar los mantras a diario para poder obtener estos beneficios. La práctica te permitirá lograr estados más profundos de meditación. Escoge el mantra que más te guste; aunque hay muchos, todos son iguales de curativos y mágicos.