¿Crees que deberían deportar a los indocumentados?

Dos tercios de los canadienses consideran que sí, según una reciente encuesta. Sin embargo…

Montreal · Publicado el: 12/15/2014

Recientemente el gobierno federal comisionó una encuesta para conocer la opinión de los canadienses acerca de los indocumentados en el país.

De acuerdo con el artículo publicado en el Periódico Ottawa Citizen, dos tercios de los canadienses prefieren que quienes están indocumentados en Canadá sean deportados en lugar que se les dé un status en el país.  La polémica de una amnistía en Canadá surge a partir de la decisión administrativa del Presidente de Estados Unidos Barak Obama de conceder una “amnistía parcial” a cerca de 4.5 millones de indocumentados en ese país.

De acuerdo con el artículo del periódico Ottawa Citizen, en Canadá hay entre 50 y 100 mil indocumentados.  En mi experiencia,  un gran número de indocumentados se encuentra trabajando en labores que los residentes y ciudadanos canadienses no quieren desempeñar bien sea por considerarlas “demasiado básicas” y de bajos salarios; o en el área de construcción.

El gobierno canadiense, a través de varios de sus ministerios, ha reconocido abiertamente la urgente necesidad de trabajadores en el área de construcción.  Hace unos pocos meses el Ministro de Empleo Jason Kenny hablaba del riesgo que representa para el crecimiento económico del país la escasez de trabajadores calificados.  En la cumbre en la que se encontraba, el Ministro Kenney expreso igualmente que el 30 % de los trabajadores en el área de construcción son ‘baby Boomers’ y por lo tanto se espera que se retiren en los próximos años, llevándose consigo su experiencia y su trabajo.

Skills Canada estima que se van a necesitar alrededor de un millón más de trabajadores en el área de  construcción para el 2020.

Lo que tenemos que analizar es si el país tiene la capacidad de ‘producir’ dentro de su población el número de trabajadores que necesita en el área de construcción para mantener su crecimiento económico. Según cifras de  Statistics Canada, en el país hay 1’264,000 hombres entre 20 y 24 años y 1’209,000 mujeres en el mismo rango de edad. De acuerdo con un estudio del gobierno canadiense sobre la situación de la mujer en el área de construcción, en Canadá solo el 10.6% de los trabajadores en esta área son mujeres. Teniendo en cuenta las cifras de población en edad de iniciar el proceso de aprendizaje requerido para trabajar en construcción, requeriríamos entonces que el 70 % de los hombres y el 10% de las mujeres entre 20 y 24 años se dedicaran a trabajar en el área de construcción para poder cubrir la demanda de un millón de nuevos trabajadores que requiere Canadá para el 2020.

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Las respuestas que nos quedan a nosotros como canadienses para poder mantener nuestro estándar de vida y el crecimiento económico del país es o bien incentivar en nuestros hijos el estudio de los famosos “trades” u ocupaciones en el área de construcción, o entender que la inmigración es la solución al problema con el que nos enfrentamos.

En este sentido tenemos dos opciones: o bien legalizamos a los indocumentados que se encuentran en el país trabajando en áreas de alta demanda laboral o traemos empleados de afuera del país, pero les damos la opción de obtener la residencia permanente. De lo contrario si continuamos con la política de limitar los permisos de trabajo a 4 años y después regresar estas familias a sus países de origen, lo único que estaríamos haciendo seria perpetuando el ciclo de los indocumentados.

Si bien es cierto que estar indocumentado es una violación a ley de inmigración, que no debería ser premiada, también es cierto que deberíamos poder evaluar las circunstancias particulares que llevaron a una persona a tomar la decisión de vivir bajo el estigma de ser indocumentado y el miedo a la deportación. Porque lo que tenemos que entender es que quien opta por quedarse indocumentado no lo hace pensando en hacerle un mal al país, lo hace pensando que es la única opción que tienen frente a una situación específica. ¿Qué sentido tiene deportar varios miles de indocumentados que tienen las destrezas necesarias para ejercer trabajos altamente exigentes en términos físicos y donde hay escases de personas calificadas, familias que ya se encuentran asentadas en el país, que conocen el sistema y que tienen los contactos y la experiencia para alivianar la carga laboral que recaería de otra forma sobre nuestros hijos?  ¿Y la carga económica que recaería sobre nuestros hombros? 

La sección 25 del Acta de Inmigración y Ciudadanía de Canadá, más conocida como Humanidad y Compasión, le da la potestad al Departamento de Inmigración de aprobar la residencia permanente a personas que justamente cumplen con esta descripción, desafortunadamente el presupuesto del Ministerio para este caso es de entre 2,800 y 3,500 personas por año, cifra que definitivamente no es representativa comparada con la necesidad que existe, ni en termino de trabajadores calificados requeridos ni de indocumentados que calificarían para ser residentes permanentes basados en las necesidades laborales del país.

Los indocumentados son personas valiosas que contribuyen ampliamente a nuestra sociedad, pagan impuestos, hacen voluntariados, participan en los programas escolares y se preocupan por integrarse y hacer parte de nuestra sociedad.  Aprender a individualizar los casos nos ayudaría a ser más efectivos y más conscientes  en términos de lo que hacemos, lo que escogemos y las repercusiones que nuestras acciones tengan.  Dos tercios de los canadienses piensan que los indocumentados deberían ser deportados. ¿Cuantos de nosotros estamos dispuestos a pagar más impuestos para cubrir el incremento de la carga prestacional que requiere la pensión del 30% de los 1.26 millones de trabajadores de construcción? , es decir ¿de 378,000 personas que no vamos a tener con quien reemplazar?


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