Lo primero que debo decir es que mi guía de Londres no es una guía tradicional. Así como vivo, viajo y busco determinadas cosas en mis viajes.
- ¡Sí! Mi guía incluye murales, casas coloridas, mercados y museos.
- ¡No! No te hablo de cada iglesia, instalación o monumento histórico ni tampoco de las últimas novedades de las tiendas de marcas conocidas.
Dicho esto, te presento mi viaje a Londres.
Camina, toma el autobús rojo, ese de dos pisos y compra una tarjeta Oyster. Es la mejor inversión de todo el viaje.
Tomé fotos de todos los taxis que me pasaron por enfrente; sin embargo, nunca me monté en uno. Primero porque había mucho tráfico y segundo porque eran la alternativa más costosa en la ciudad.
Me sorprendieron tantas cosas que mi admiración por Londres se multiplicó exponencialmente. Evitar el plástico y sus políticas de reciclaje se sintieron durante todo el viaje. Pitillos de papel, preguntar si quería una bolsa y luego entregarme una de papel, fueron algunos ejemplos de la conciencia de cuidar el ambiente.
Una ciudad muy verde, llena de parques, bicicletas y transporte público para fomentar y minimizar el consumo de todo aquello que está destruyendo al planeta. Saber que las secadoras no son frecuentes y que realizan el "compuesto" como nosotros en Canadá fue muy gratificante. Yo no soy una activista ambiental pero saber que puedo colaborar donde me encuentre me alegró el viaje.
Yo pensaba que vivía en una ciudad muy variada culturalmente hasta que pisé el suelo londinense. Los colores no sólo están en las edificaciones, están en la gente, en los sabores y en los olores de la ciudad; en su metro (the tube) y en la calle.
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