No existe una planta más navideña que el Muérdago, y es muy probable que muchos de nosotros tengamos muérdagos en nuestros hogares como parte de los adornos navideños. Se trata de un arbusto que se divide en varios ramos y posee sus hojas siempre de color verde. Aunque también se la describe como una planta parásita porque crece y vive sobre los troncos y las ramas de otros árboles.
Hoy en día las personas asocian al muérdago con las fiestas navideñas y tiene la ‘propiedad’ de hacer que dos personas se den un beso si están paradas debajo de él.
¿POR QUÉ NOS BESAMOS DEBAJO DEL MUÉRDAGO?
Como muchas de las tradiciones que hoy tienen vigencia, la costumbre de besarse bajo el muérdago ha ido cambiando con el paso de los años de otras costumbres que realizaban los pueblos y culturas antiguas.
Podemos comenzar señalando que esta planta representaba la fertilidad según la tradición europea, debido a la facilidad del muérdago de reproducirse, y además por mantenerse siempre verde sin importar la estación del año.
Según la cultura escandinava esta planta era símbolo de paz, por tal motivo se utilizaba para declarar la tregua al enemigo ante un conflicto. También las parejas se amistaban bajo el muérdago, los conyugues se besaban para demostrar que habían arreglado sus problemas. Desde ahí fue creándose la idea que besarse bajo el muérdago traía posibilidades de compromiso de las jóvenes parejas
Los ingleses, durante el siglo XVIII, realizaban las ‘kissing ball’ (bola para besar) que eran arreglos de muérdago con citas y que se colocaban en los techos durante los bailes o eventos. Se decía que las mujeres no podían rechazar un beso si se encontraban debajo del muérdago, y si una soltera era besada bajo el muérdago, en poco tiempo iba a comprometerse. La tradición continuó a través de los años y en la actualidad el muérdago es un elemento ‘infaltable’ en estas fiestas navideñas.
EL CHICO DEL MUÉRDAGO
Conociendo la particularidad del muérdago, hace un par de navidades pasadas un joven llamado Blake Grigsby se convirtió en el creador del ‘Mistletoe Kissing Contraption’, un invento que lleva un muérdago sobre la persona que lo usa y que le permite recibir besos mientras camina por la calle.
Lo que al principio parecía un simple juego resultó en un verdadero milagro navideño; es decir, en realidad sí funcionó para él.
