A mis maestros con amor

En México, cada 15 de mayo se celebra el Día del Maestro. Agradecer a nuestros segundos padres

Montreal · Publicado el: 05/15/2014

Hoy se celebra el día del maestro en México y yo aprovecho la oportunidad para agradecer a los maestros del mundo que se dan por entero en una labor increíble que es poco reconocida económicamente; pero todos sabemos que después de los padres, en el aspecto de educación, el principal motor que nos impulsa o nos destruye son los maestros que tenemos en la vida.

El tener un buen maestro es tal cual como la suerte que tiene el  ser humano cuando se abre a la vida. Tener buenos padres responsables que se ocupan de sus hijos, que les hablan con amor y que los preparan para que afronten la vida en valores; el tener un buen maestro es cuestión de suerte y principalmente en nuestros estudios de base como el colegio donde no podemos escoger el maestro que queremos.

He tenido la suerte de tener buenos padres y buenos maestros,  pero no puedo negar que hubo de los otros también esos que lejos de construir buscan destruir y des valorizar al ser humano desde lo más profundo, esos que les importa poco la materia a enseñar que tienen en sus manos y el valor de cada persona que ocupa una silla en su salón de clase,  con sus cualidades, defectos y  virtudes, olvidando que ellos  serán quienes transmitan de generación en generación aquello que “tú como maestro bien le enseñaste para toda su vida”.

Hay maestros que quedarán indelebles en mi corazón, que con sus defectos y virtudes se dieron por completo  y me mostraron lo que es tener el respeto por otro ser humano, que no es necesario maltratar a nadie en la vida para impartir cultura,  me mostraron que los dones más grande que tiene el ser humano  es la palabra y la capacidad para reflexionar, dones que  se pueden utilizar para  construir, valorar, ayudar o todo lo contrario.

Maestros que me mostraron que tener cultura no te da derecho a menospreciar a los otros y que si estas en mejor posición, es simplemente cuestión de suerte y por tanto tu responsabilidad en esta vida es mayor, pues aquellos que tenemos más debemos a ayudar a todos los que no tuvieron la misma suerte que nosotros,   porque no hay nadie que pueda  saberlo todo, pero todos tenemos la obligación moral de  enseñar  lo que sabemos para mejorar la calidad de vida en este mundo.

Hay gente que porque tiene un poco más de cultura que los otros, la utiliza para hacer escarnio, burlarse y reírse... Me pregunto si eso aporta algo al mundo, si eso los hace sentirse superiores, me parece que hay que tener un espíritu muy ruin para burlarte de alguien que no tiene las mismas armas que tú, del cual no sabes ni su historia, ni  su vida y mucho menos sus problemas.

Pero bueno esto no es parte del tema, hoy me tomo estas líneas para agradecer a todos mis maestros que me dieron amor durante las horas que mis padres trabajaban, que me mostraron conceptos nuevos que me dejaron impresionada, que me dieron cultura sin hacerme sentir ignorante, que me dieron conocimiento de forma creativa, que utilizaron la reflexión para llegar a concluir cosas que tal vez para ellos eran evidente, a los maestros creativos, a los que respetaron mis puntos de vista, a los que me dejaron expresarme sabiendo que estaba errada, a los que me tuvieron paciencia de oro porque sabían que yo no era talentosa en el rubro que ellos enseñaban pero que sabían que me esforzaba, a los maestros que me dieron alegría de vivir no solo con conceptos escritos sino con momentos brillantes,

Agradezco a los maestros que se dan al 100 % teniendo hogares que sostener con un salario que no llega a cubrir sus necesidades básicas muchas veces pero que saben que ellos tienen el mejor trabajo del mundo porque sin ellos no estaríamos muchos en la posición donde estamos. Sólo puedo decirles que donde vayamos esos miles de alumnos que pasamos por sus pupitres los llevamos en el corazón por siempre y desperdigamos las semillas de sus enseñanzas.

Dedicado a cada uno de mis maestros que se dieron por completo  en especial a Ana Toguchi Gabé, Liliana Rey, Jorge Zorrilla,  a mi maestro de filosofía Andrés Azziani, a todos los maestros maristas y a todos los maestros que ponen su corazón día a día en lo que hacen, más allá de una profesión, es un apostolado. ¡MUCHAS GRACIAS!


Mente Libre

Fanny Sánchez

Fanny Sánchez es originaria del Perú y hace 11 años vive en Montreal. Ella escribe un poco de todo aquello que llamó su atención y te invita a participar a través de tus comentarios para pasar unos momentos agradables.

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